Los sistemas son mejores que los objetivos

Alejandro Gregori
3 min readJul 26, 2020

¿Has observado lo poco que duran en el cargo los ministros de economía en la Argentina comparado con otros países? Lo mismo sucede entre directores técnicos, jefes de gabinete, y en muchos otros cargos.

Por ejemplo, en los últimos 30 años la selección argentina de fútbol tuvo 12 técnicos. Mientras que en el mismo período de tiempo la selección alemana tuvo 4.

Este fenómeno también ocurre con las reglas de juego donde parecen cambiar todos los días. Por ejemplo, un día habilitan un aeropuerto para las lowcost, vienen y se instalan aerolíneas. Luego cambia el gobierno y cierra el aeropuerto y las aerolíneas se tienen que ir. ¿Por qué pasa eso? ¿Y qué consecuencias tiene?

¿Cómo convertirte en un profesional?

Los amateurs tienen objetivos. Los profesionales tienen sistemas. Quienes se manejan con un sistema mantienen un modelo de trabajo aún cuando en el corto plazo los resultados puedan variar respecto de lo que les gustaría que suceda. En cambio, los que van por objetivos tienden a desarmar todo porque una pelota no entró en el último segundo. Así al mínimo desacierto despiden a los dirigentes y/o cambian las reglas de juego. Lo que convierte al asunto en un intentar embocarle al blanco en la más absoluta oscuridad.

¿Qué hubiera pasado si ese tiro de Ginobili en el último segundo contra Serbia no hubiera entrado? ¿Hubiéramos dicho fracasaron y cambiado el equipo o hubiéramos mantenido el sistema?

Está demostrado que quienes se ponen la meta de adelgazar una cifra determinada de kilos tienden a no lograrlo. Mientras que los que implementan un sistema de alimentación donde establecen una rutina tienen más probabilidades de mejorar no sólo su peso sino también su salud.

Si lo pensamos de forma estadística, un sistema entrega determinados resultados con cierta tasa de probabilidad. No existe ningún sistema que tenga el cien por ciento de aciertos. Por eso mismo estos se mantienen más allá de los resultados de corto plazo. En cambio quienes van por objetivos se meten en una carrera de persecución que puede tornarse eternamente esquiva y frustrante. No alcanzan lo que quieren y corren siempre detrás sintiéndose insatisfechos en todo el proceso.

La evaluación

Los sistemas se evalúan en primer lugar por sus efectos, y luego por la performance. Primero se aprecian en función de lo que hacen que ocurra, tanto esté planificado como no. Para luego ser analizados por la capacidad que tienen de generar esos resultados. Porque los sistemas requieren un período de madurez para que funcionen en su mejor expresión. También se evalúan por las conductas que recompensan. La idea es que este retribuya a aquellas personas que se comporten de acuerdo a las acciones que se busca fomentar.

En cambio la conducción por objetivos examina todo como si hubiera una manera infalible de lograrlo siempre. El planteo por objetivos es resultadista, todo desvío respecto del objetivo es juzgado. Cree que algo mal se hizo, cuando la naturaleza misma de los trabajos es producir todo el tiempo algo diferente a lo que se pretende.

En cambio los sistemas son evolutivos. Tienen en cuenta desde dónde se parte, y van trabajando desde ahí. Reconociendo que en ocasiones habrá que desarrollar varias generaciones para poder obtener un mejor resultado. Porque no hay manera de hacerlo de un único salto. De lo que se trata es de dar pasos consistentes y satisfactorios en la dirección deseada.

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